Epidemia universitaria


Cuando terminas el Bachillerato y decides hacer una carrera para continuar tu formación, no eres consciente de lo que vas a encontrarte en la facultad. Te dicen que es una de las etapas más bonitas de la vida porque se hacen nuevas amistades pero lo que no sabes es que, tarde o temprano, sufrirás una epidemia.

Al principio no te das cuenta. Todo es desconocido para ti y bastante tienes con aprenderte el camino al lugar en el que pasarás varios años de tu madurez. Sin embargo conforme pasen los días y te vayas adaptando a tu nuevo hábitat, experimentarás flashbacks continuamente. No te asustes, no te has vuelto loca. Es uno de los síntomas de esa epidemia que solo afecta a aquellas personas que presentan un gusto desarrollado por la moda. Si tú eres una de ellas, permanece atenta.

Ese primer síntoma aparecerá si te mueves en transporte público, pasas largas horas en la cafetería o simplemente deambulas por la facultad. Y siempre cuando menos te lo esperas. Un día ves a una chica con unos botines de cuña en el metro. Crees que los has visto antes pero no te acuerdas bien. Sigues de camino a la facultad y no haces más que pensar en ello. De repente… ¡flashback! Recuerdas que los llevaba la chica guapa de tu clase. ¿O era la amiga de tu hermana que hacía derecho? ¿O la que te preguntó dónde estaba la biblioteca? Dudas y empiezas a notar que no son las únicas. Medio campus universitario lleva esos zapatos similares a los que lució recientemente una joven periodista deportiva cuyo nombre no quiero mencionar… La epidemia ha comenzado.

Cansada de ver la misma ropa y complementos, padeces el siguiente síntoma: el rechazo. Te niegas a vestir igual que cientos de universitarios que compran en las mismas tiendas que tú (entiéndase Zara, Blanco, Stradivarius, H&M…) porque tienen el mismo poder adquisitivo que tú y se imitan como borregos los unos a los otros. Te prometes a ti misma no ser como ellos y crear un estilo propio pero es complicado, te acaba arrastrando el rebaño.

Ya no sabes qué hacer. Por más que te fijas a todas horas ves lo mismo: zapatos oxford, camisetas de animal print, mucha raya marinera y algún que otro payaso de Micolor que se ha atrevido con la tendencia color block… Finalmente asumes que no puedes ir a contracorriente, que eres uno más de ellos. Así pasas a la asimilación, el último síntoma. Te consuelas creyendo que no puedes evitarlo, que a ti también te gusta vestir a la moda y formar parte de esa vorágine.

Menos mal que esta epidemia tiene fecha de caducidad. Conseguirás superarla cuando termines la carrera, te alejes del campus y tengas un puesto de trabajo. ¡Para que luego digan que la vida universitaria no es dura!


Ángela Navarro Caballero

Fuente: elpais.com

Comentarios

  1. "... te alejes del campus y tengas un puesto de trabajo..."

    No sé qué decirte estando en este país y en estas circunstancias... ¬¬

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