A menos kilos, más contratos

De izq. a dcha: Alessandra Ambrosio, Candice Swanepoel y Adriana Lima


Los ángeles de la firma de lencería Victoria’s Secret se están quedando en los huesos. La última aparición de las modelos Alessandra Ambrosio, Candice Swanepoel y Adriana Lima en la presentación de la nueva colección de baño de la temporada de verano, hizo saltar las alarmas. ¿Dónde quedaron las curvas que caracterizaban los esculturales cuerpos de los maniquíes de la firma? Porque no hay ni rastro de ellas. Podríamos pensar que es todo fruto de su genética pero si buscamos fotos de sus pasados desfiles, veremos que las modelos mostraban unas figuras esbeltas alejadas de su extrema delgadez actual.

Los cánones de belleza han cambiado continuamente a lo largo de la historia. Sin embargo desde hace un tiempo llevar una talla 36 se ha convertido en una obligación para unos y un suplicio para otros. Cualquier mujer que quiera lucir palmito sobre las pasarelas más internacionales –París, Londres, Milán, Nueva York- deberá llevar, como poco, esa talla lo que hace que en lugar de presenciar desfiles con modelos reales asistamos a un paseo de esqueletos. Aunque no generalicemos. Clara Alonso, Amparo Bonmatí o Ariadne Artiles, por presumir de algunas de nuestras modelos españolas, lucen cuerpos saludables con unas medidas proporcionales correctas.

El otro bando, el de los mortales, el que luce palmito pero por la calle, aquel que se obsesiona y sufre por entrar en una talla 36, se bifurca. Mientras que unas se esfuerzan por hacer ejercicio, dieta y echarse una veintena de cremas para, tal vez, poder entrar en una de esas mini tallas; otras deciden obviar dichas medidas y ser felices con lo que tienen. Sabemos que el primer paso es aceptarse a uno mismo.

Esto no es algo fácil y cada año aumenta el número de personas que sufren trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia. Pese a que la mayoría supera estas enfermedades algunos fallecen, víctimas de la sociedad más superficial, como Isabelle Caro, la modelo francesa que protagonizó una campaña publicitaria de la firma de ropa Benetton para concienciar sobre el horror de esta dolencia. La joven, enferma de anorexia desde los 13 años, fue incapaz de superarlo y falleció con tan solo 28 años en diciembre de 2010. Un mes después, el caso saltó de nuevo a la palestra cuando la madre de Caro, Marie, se suicidó por sentirse “culpable” de haber llevado a su hija al Hospital Bichat (París) donde murió de deshidratación severa.

Casos como el de Caro hacen que la sociedad se conciencie de lo peligrosas que son estas enfermedades. En las pasarelas, por ser uno de los principales escaparates de tendencias, se han tomado medidas para evitarlas como en la Cibeles Madrid Fashion Week que desde 2006 se exige a las modelos tener un índice de masa corporal (IMC) que oscile entre 18 y 25 para poder desfilar, impidiendo la participación de menores de 18 años y el uso de maquillaje para simular rostros demacrados.

De nada sirve establecer estas reglas si luego la realidad es bien diferente. No nos engañemos, un 35% de las mujeres en Europa viste por encima de la talla 44 según las estadísticas. El cambio tendría que venir dado desde las propuestas de los diseñadores que parece que no quieren pagar unos metros más de tela. Afortunadamente hay algunos comprometidos con la causa como Elena Miroglio con cuya firma, Elena Miró, ha presentado en la Semana de la Moda de Milán modelos de la talla 44 a la 48 desde 2005 hasta que cuatro años más tarde fue excluida por la Cámara Nacional de la Moda Italiana porque sus diseños “no daban una imagen suficientemente idónea para promover la moda italiana en el mundo”. Lástima que nadie apoyase la labor de Miró por una moda con mujeres reales y con curvas.

Modelos de la talla 46 en el desfile de Elena Miró en Milán


Si la talla 36 continúa siendo la presentada en los desfiles (sin tener en cuenta los de Alta Costura que requieren modelos de talla 34), en campañas publicitarias, en revistas especializadas… difícilmente vamos a ser capaces de cambiar los cánones de belleza. Los reportajes de moda nos muestran constantemente mujeres extremadamente delgadas, sin apenas pecho ni formas voluptuosas respondiendo a la ecuación menos kilos, más contratos. Rebelémonos contra el sistema, ¿quién ha de decirnos cuánto debemos pesar? ¿O qué talla llevar para sentirnos modelos? Preocupémonos más por nuestra salud y dejemos de lado lo superficial y lo frívolo. La moda va a permitirnos a todos por igual expresarnos con lo que llevamos puesto, independientemente de lo que pesemos. Lo importante es que nos sintamos felices y seguros de nosotros mismos.


Ángela Navarro Caballero

Imágenes: Vanitatis.com/ Elpaís.com


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